viernes, 10 de junio de 2016

Cadencia cósmica

Cuando la atención se dirige a nuestro interior, el alma despierta y despliega todo su esplendor, como la cola de un pavo real. Durante la sesión de terapia artística guiamos a la persona hacia este camino de sosiego, en el que la mente descansa dando paso al artista. Devenimos observadores del proceso, aprendiendo que la esencia es precisamente eso, observar y dejar fluir; no negar emociones, sino acogerlas y dejarlas ir.

No importa si tenemos una enfermedad mental, o capacidades diferentes. El 'observador' está en todos nosotros, y también el 'creador'.

Este estado de quietud y de amor hacia uno mismo se puede prolongar, por medio de la observación de la naturaleza, por ejemplo. En la sesión de terapia artística colocamos la semilla, de la que nuestro ser se impregna; el sueño se encargará de llevarla hacia lejanas esferas, donde recibirá el impulso que necesita para florecer. Por eso no pintamos todos los días, sino cada 7, con una cadencia cósmica.


Pintura de A., de Casa Tobías

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