martes, 14 de febrero de 2012

De aquél exultante otoño...

Aquél exultante otoño el color llegaba a él sin haberlo llamado. Una triste hoja gris se tornaba henchida de gozo y gritaba su alegría mientras la mecía el viento. Él la pintó, se embarcó en ese viaje silencioso que da respuesta a todos los interrogantes. Cerró los ojos y vio, consciente de cuál era la auténtica percepción. Su latido guiaba la mano, y la respiración acompasaba el movimiento del pincel. En esa danza, lo verdadero emergía y dejó su huella sobre el papel...
El otoño quedó atrás, pero volverá. Mientras los brotes duermen, arrullados por el cielo, el color recorrerá un gigantesco arco iris desde lo invisible hasta el suelo, y será portavoz del alma.






"Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento..."

                    Juan Ramón Jiménez

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