... Permaneció aferrado a sí mismo, hasta que la sombra desistió. El aire se tiñó de malva y le transportó a un paraje de ensueño. Ante el umbral de dos mundos, había de decidir qué camino seguir: al fondo, la luz del cielo abierto, eco del sol; aquí la noche oscura, con su manto de silencio...
El aire se tiñó de malva, Elena Rosa Cruz |
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