Me sumerjo en la oscuridad. Quiero salir hacia la luz, lo antes posible, pero entonces... dejo de percibirla. Me detengo, observo, vuelvo la mirada hacia las tinieblas. No puedo obviarlas, tengo que entrar, trabajar allí. Las reconozco, y una gama enorme de grises va surgiendo, todo un abanico de posibilidades. Es entonces cuando se distingue el brillo... Entendí...
En un momento del camino, me encuentro contigo, y con tu miedo. Trabajamos juntos y surge algo inesperado...
El miedo como fuente de conciencia, no imaginé que pudiese haber tanta riqueza detrás, pero hay que atreverse a levantar el velo...
Qué intensidad. Hemos experimentado una vivencia transmutadora, profunda y sanadora. Tenemos mucho más de lo que creíamos.
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